Este querer quererte por amarte
y este miedo de amarte sin quererte
y este querer perderte por ganarte
y este querer amarte sin perderte.
Y este ganarte sin saber perderte
y este perderte sin saber ganarte,
me dan miedo de amarte por amarte
cuando quisiera no querer quererte.
Este miedo de amarte sin ganarte
y este querer ganarte sin perderte
me obligan a perderte sin amarte.
Porque el miedo de amarte y de perderte
y el miedo de quererte y de ganarte
es el miedo de amarte hasta la muerte
Ignacio Anzoátegui
y este miedo de amarte sin quererte
y este querer perderte por ganarte
y este querer amarte sin perderte.
Y este ganarte sin saber perderte
y este perderte sin saber ganarte,
me dan miedo de amarte por amarte
cuando quisiera no querer quererte.
Este miedo de amarte sin ganarte
y este querer ganarte sin perderte
me obligan a perderte sin amarte.
Porque el miedo de amarte y de perderte
y el miedo de quererte y de ganarte
es el miedo de amarte hasta la muerte
Ignacio Anzoátegui
Qué va a pasar conmigo cuando mueras,
qué quedará de mí cuando te vayas;
con quién me abrazaré cuando la pena
recorra las cavernas de mi alma.
Entonces no sabré si la materia
es cosa real o soledad pintada,
o sueño nada más, o nube entera
lo que quede, mi amor, cuando te vayas.
Quedará el tiempo en un reloj de arena
y una valija con mis versos de agua,
y las pinturas que pinté de veras
sólo, mi amor, porque conmigo estabas.
Y que parte de mí se irá contigo
en el viaje larguísimo del alma.
Qué armas hallaré en los arsenales
para sobrellevar mi circunstancia.
Si estando ahora aquí, luchando juntos,
se mueven dentro mío estos fantasmas,
qué va a pasar conmigo cuando mueras,
que quedará de mí cuando te vayas.
Ignacio B. Anzoategui
qué quedará de mí cuando te vayas;
con quién me abrazaré cuando la pena
recorra las cavernas de mi alma.
Entonces no sabré si la materia
es cosa real o soledad pintada,
o sueño nada más, o nube entera
lo que quede, mi amor, cuando te vayas.
Quedará el tiempo en un reloj de arena
y una valija con mis versos de agua,
y las pinturas que pinté de veras
sólo, mi amor, porque conmigo estabas.
Y que parte de mí se irá contigo
en el viaje larguísimo del alma.
Qué armas hallaré en los arsenales
para sobrellevar mi circunstancia.
Si estando ahora aquí, luchando juntos,
se mueven dentro mío estos fantasmas,
qué va a pasar conmigo cuando mueras,
que quedará de mí cuando te vayas.
Ignacio B. Anzoategui