martes, 12 de junio de 2007

Luis Eduardo Aute - A día de hoy

Luis Eduardo Aute, nativo de Filipinas, vive en España.

Con Luis me llevo bien.

 

Quiso ser pintor y escritor.

El éxito le llegó siendo poeta y trovador.

 

Melodías subyugantes, melodiosas. De climas intimistas.

Letras sutiles, a veces. Metafóricas, a veces. Narrativas, a veces. Explícitas y descarnadas, a veces.

 

Alguien, a quien tuve el placer de presentarle a Don Luis, dijo que Aute es el autor del Cantar de los Cantares del Siglo XXI. Coincido, totalmente.

 

Luis nos visita en este mes. El 22 de junio estará en el Luna Park.

 

Escuchando su último CD, que está presentando en esta gira, una canción me llamó la atención. No pude encontrar la letra en Internet. Y me pareció que merecía estar.

 

El resto es humo




Puede que esto de vivir consista en disfrazarse
De  veleta y de girar según que viento
Y de celebrar el triunfo de las estrategias sobre la caducidad del sentimiento
Y de coronar las cumbres más resplandecientes donde nadie es experto en alpinismo


Y de especular con el honor como una causa justa más preciada del mejor cinismo
Calma corazón, calma corazón sabes bien
Que la única razón que aún asumo es la improcedente sin razón de amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y sólo amar
El resto es humo


Déjales que invadan los vacíos que dejaron los santones que ocupaban los altares
Que defiendan la casualidad como principio frente a la causalidad de los azares
Que se llenen  las barrigas con el fruto que comieron insaciablemente en otros huertos
Que levanten podios a sí mismos sobre el mármol que sepulta su currículum de muertos


Calma corazón, calma corazón sabes bien
Que la única razón que aún asumo es la improcedente sin razón de amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y sólo amar
El resto es humo


Míralos matarse con las armas más sutiles con el fin de hacerse con una medalla
Que persistan en su empeño de pensar qué son, con fortuna y con poder darán la cara
Que fabriquen aspas de molinos que defiendan al gigante contra el aire del ensueño
Que produzcan monstruos pertrechados de razones que jamás admitan que la vida es sueño


Calma corazón, calma corazón sabes bien
Que la única razón que aún asumo es la improcedente sin razón de amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y sólo amar
El resto es humo
El resto es humo


 

sábado, 9 de junio de 2007

Borges y el vino

Jorge Luis Borges

Al vino

En el bronce de Homero resplandece tu nombre, negro vino que alegras el corazón del hombre.

Siglos de siglos hace que vas de mano en mano desde el ritón del griego al cuerno del germano.

En la aurora ya estabas. A las generaciones les diste en el camino tu fuego y tus leones.

Junto a aquel otro río de noches y de días corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías, vino que como un Éufrates patriarcal y profundo vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.

En tu cristal que vive nuestros ojos han visto una roja metáfora de la sangre de Cristo.

En las arrebatadas estrofas del sufí eres la cimitarra, la rosa y el rubí.

Que otros en tu Leteo beban un triste olvido; yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.

Sésamo con el cual antiguas noches abro y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.

Vino del mutuo amor o la roja pelea, alguna vez te llamaré. Que así sea.

 





Jorge Luis Borges

Al vino

¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto

Otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.