Puede que esto de vivir consista en disfrazarse
De veleta y de girar según que viento
Y de celebrar el triunfo de las estrategias sobre la caducidad del sentimiento
Y de coronar las cumbres más resplandecientes donde nadie es experto en alpinismo
Y de especular con el honor como una causa justa más preciada del mejor cinismo
Calma corazón, calma corazón sabes bien
Que la única razón que aún asumo es la improcedente sin razón de amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y sólo amar
El resto es humo
Déjales que invadan los vacíos que dejaron los santones que ocupaban los altares
Que defiendan la casualidad como principio frente a la causalidad de los azares
Que se llenen las barrigas con el fruto que comieron insaciablemente en otros huertos
Que levanten podios a sí mismos sobre el mármol que sepulta su currículum de muertos
Calma corazón, calma corazón sabes bien
Que la única razón que aún asumo es la improcedente sin razón de amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y sólo amar
El resto es humo
Míralos matarse con las armas más sutiles con el fin de hacerse con una medalla
Que persistan en su empeño de pensar qué son, con fortuna y con poder darán la cara
Que fabriquen aspas de molinos que defiendan al gigante contra el aire del ensueño
Que produzcan monstruos pertrechados de razones que jamás admitan que la vida es sueño
Calma corazón, calma corazón sabes bien
Que la única razón que aún asumo es la improcedente sin razón de amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y amar, y sólo amar
El resto es humo
El resto es humo
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