A partir de cierta edad, nuestros recuerdos están tan entrecruzados unos con otros, que la cosa en que pensemos, el libro que leamos, apenas tiene importancia. Hemos puesto algo de nosotros en todas partes, todo resulta fecundo, todo es peligroso y se pueden hacer descubrimientos tan precisos en los Pensamientos de Pascal como en un anuncio de jabón.
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