lunes, 8 de abril de 2013

Caminar



1. Es más accesible. Para que el ejercicio surta un efecto significativo –y no me refiero a perder peso–, es necesario realizar lo al menos durante 30 minutos seguidos. Caminar 30 minutos está al alcance de todo el mundo, mientras que no se puede decir lo mismo de correr. Además, conforme nos hacemos mayores, correr resulta una actividad cada vez más complicada, mientras que caminar es aceptable durante toda la vida –salvo que tengas problemas serios en las articulaciones.

2. No se necesita equipo especial. Para correr necesitas ropa deportiva, aunque sea básica. Sin embargo, puedes caminar con la ropa de todos los días. La única condición es que utilices un calzado cómodo –por supuesto, no tiene por qué ser calzado deportivo.

3. Es más seguro. Al correr sometes tus articulaciones a mayores esfuerzos, lo que puede pasar factura con el tiempo. Además, si no tienes cuidado, es fácil tener tirones, fracturas o hasta desmayos originados por el esfuerzo y una deficiente in-gesta de azúcares.

4. Se puede practicar en cualquier sitio. Para correr necesitas de ciertas condiciones de espacio. Por ejemplo, no es fácil correr en la calle de una ciudad, llena de gente y tráfico. Por el contrario, puedes caminar virtualmente en cualquier lugar.

5. Es más saludable. Al correr aumentamos el nivel de esfuerzo cardíaco y respiratorio, lo que se traduce en una mayor absorción de los llamados radicales libres derivados del oxígeno. Estos radicales libres destruyen nuestras células, lo que a largo plazo perjudica seriamente la salud.

6. Puedes quemar más grasa. No, no has leído mal. Mucha gente piensa que caminar quema menos grasa que correr, pero eso no es necesariamente cierto. De hecho, caminando a una velocidad próxima a los 7,5 kilómetros por hora se quema más calorías que corriendo a 10 kilómetros por hora. ¿Por qué? Sencillamente porque al caminar se involucran más músculos que al correr.

7. Se disfruta más. Obviamente, no puedo hablar por los demás, pero en mi experiencia personal puedo decir que disfruto más cuando camino que cuando corro. Al correr, toda tu atención está puesta en el esfuerzo, sin muchas opciones para ser consciente de las cosas que te rodean. Cuando caminas percibes el entorno de una forma mucho más relajada, lo que te permite disfrutar de la posición de las estrellas, un perro que se entretiene jugando con otro, o los aromas de las plantas.

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