Si en la vida las cosas se dividieran en buenas y malas, todo sería muy fácil. No habría nada que decidir.
Pero no es así. La mayor parte de las veces hay algo bueno en un sentido y otra cosa buena, en otro sentido. Y hay que decidir.
Y hay cosas malas en un sentido y otras malas en otro sentido. Y hay que decidir.
Incluso hay decisiones buenas que tienen consecuencias peores que la decisión buena.
Y decisiones malas que son menos dañinas que la opción buena
Nunca las decisiones son obvias. Ese es el desafío de la vida.
Artículo relacionado, de Sergio Sinay: http://www.lanacion.com.ar/1024395-al-rescate-del-gris
No hay comentarios:
Publicar un comentario