Santiago Kovadloff, en mi opinión uno de los pensadores más lúcidos de la Argentina, publicó el viernes 15 de octubre de 2010, un artículo que les recomiendo Nuevas madres en Plaza de Mayo.
A raíz de ese artículo, ese mismo día le hicieron una entrevista radial. Comentando el contenido del artículo, utilizó una expresión que me impactó:
“Los países que progresan, son los que son capaces de renovar sus conflictos.”
Reflexionado sobre esta frase, pensé que esto es aplicable a muchos otros órdenes. En particular, me interesa aplicarlo a lo personal.
Vivimos teniendo conflictos. Convivimos con los conflictos. Esto es parte de la existencia humana. Pero lo importante es ser capaz de renovarlos. ¿Qué significa eso? Resolverlos. O eventualmente, cambiarlos por otros, que quizás sea la misma cosa. Y entonces, aparecerán otros. Que a su vez tendremos que renovar.
Creo que una de los peligros que esta renovación no ocurra es perpetuar los conflictos. A veces es cómodo, o a veces es una forma del síndrome de indefensión adquirida.
Pero lo que es mucho más peligroso, es negar esos conflictos. Si los conflictos se niegan, no se pueden resolver. No se pueden renovar.
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