Oscar Wilde (marido desdichado) tiene varias denuncias al respecto, como "El único amor consecuente, fiel, comprensivo, que nunca nos defrauda, y que nos acompaña hasta la muerte es el amor propio" y "Uno debería estar siempre enamorado, por eso jamás deberíamos casarnos".
La sabiduría popular polaca: "La mujer llora antes del matrimonio, el hombre después".
Gabriel García Márquez: "El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno".
La sensata Agatha Christie, con un consejo que ella misma siguió: "Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará".
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